Itzjak Rabin presentó su renuncia el 21 de diciembre de 1976 y las nuevas elecciones fueron fijadas para el 17 de mayo de 1977.
El 23 de febrero se llevaron a cabo las elecciones internas dentro del partido Avodá para elegir al candidato para las elecciones. Esta vez a los 600 miembros del Congreso Partidario se les unieron 2.300 representantes que habían sido elegidos por los 252.000 miembros del partido.
Nuevamente el enfrentamiento fue áspero y tenso y otra vez Itzjak Rabin resultó electo por una pequeña diferencia, 1.445 a favor ante los 1404 votos que recibió Shimon Peres.
En marzo de 1977 se descubrió por medio de la prensa que Lea Rabin, la esposa de Itzjak Rabin, después de la estadía en Estados Unidos en donde Itzjak Rabin se había desempeñado como Embajador, seguía manteniendo una cuenta en dólares, cosa que la legislación israelí no lo permitía.
El 7 de abril de 1977 Itzjak Rabin dio a conocer su decisión de retirarse de la jefatura de su partido y de su candidatura para las próximas elecciones.
Días después Shimon Peres fue elegido en su lugar. Peres también ocupó, de facto, el puesto de Rabin como Primer Ministro, dado que Rabin, por estar al frente de un gobierno de transición, no podía renunciar nuevamente.
La responsabilidad ministerial recaía en Rabin, quien había decidido tomarse unas vacaciones y Peres lo mantenía informado a diario de las novedades.
Las elecciones dieron como resultado lo que se llamó el “mahapaj”, término novedoso que expresaba un cambio revolucionario, que utilizó el conocido periodista de la televisión Jaim Iavín, al anticipar los resultados de las elecciones, que producían un verdadero cambio revolucionario en la política de Israel.
Menajem Beguin al frente del Likud había sumado 43 escaños en la Kneset y el Maaraj con Shimon Peres había sumado 32 Javrei Kneset.
Por primera vez, el partido gobernante, en sus distintas denominaciones, Mapai – Avodá – Maaraj, resultaba el perdedor en las elecciones.
Shimon Peres se convertía de esa manera en el Jefe de la Oposición.
No obstante sus críticas constantes al gobierno del Likud, Peres no dudó en brindar el apoyo del Maaraj a los Acuerdos de Camp David y al Acuerdo de Paz con Egipto, promovidos por el gobierno de Menajem Beguin.
Mientras tanto, dentro del partido los roces entre Peres y Rabin continuaban.
En el año 1979 publicó Itzjak Rabin sus memorias “Pinkes Sheirut”, Libreta de Servicio, que incluía varias acusaciones contra Shimon Peres, entre las cuales se destacó el tildarlo como “jatrán bilti nilhé”, saboteador incansable.
Rabin había tomado la decisión de no volver a enfrentarse en contra de Peres por la jefatura del partido y apoyar a su amigo de los días del Palmaj, Igal Alón, por lo que consideraba que sus memorias constituían una especie de despedida de la vida política, arreglando cuentas que tenía pendientes.
Pero en febrero de 1980 Igal Alón falleció repentinamente y de esa manera nuevamente Peres y Rabin quedaron frente a frente.
En las primarias que se llevaron a cabo en noviembre de 1980 sumó Shimon Peres el 71% de los votos. Rabin entendió que no tenía sentido continuar enfrentádose abiertamente a Peres y que era inevitable la necesidad de colaborar el uno con el otro.
El 7 de junio de 1981 Israel bombardeó el reactor atómico Osirak de Irak.
Shimon Peres quien había sido puesto en antecedentes del ataque unos meses antes por el mismo Menajem Beguin, criticó la acción aduciendo que la misma se llevó a cabo 3 meses antes de las elecciones para ser utilizada como propaganda electoral.
Peres también agregó en sus críticas que a raíz del bombardeo los iraquíes iban a desconcentrar y a esconder sus futuros intentos en materia nuclear.
La campaña eleccionaria de 1981 se desarrolló en medio de una inflación galopante de un 100% anual y de un verdadero congelamiento del impulso que había tenido la búsqueda de la paz durante el primer período de gobierno de Menajem Beguin.
Pero todos los temas se convirtieron en secundarios frente al tema étnico.
O en otras palabras, los ashkenazitas, supuestamente representados por el Maaraj y los sefaraditas, en su mayoría judíos de países orientales quienes se sentían históricamente desplazados por los líderes de Mapai y que ahora eran supuestamente reivindicados por el Likud.
Beguin supo aprovechar muy bien este tema para aumentar el caudal electoral de su partido.
Insólitamente un judío de origen ashkenazí se convertía en el estandarte de los que se sentían marginados y discriminados.
La realidad era bastante distinta ya que después de más de 30 años de independencia, en Israel se estaba llevando a cabo un proceso de integración de familias y de comunidades de distintos orígenes, el verdadero crisol de razas con que soñaban los fundadores del Estado, donde cada uno podía acceder a puestos de importancia, por su capacidad personal y sin tener en cuenta su origen.
Pero Menajem Beguin supo aprovechar esta brecha dentro de la sociedad para sacarle provecho personal y hablar en las asambleas pre eleccionarias de “las piletas de natación de los kibutznikim adinerados” y el que recibía el embate y la reacción violenta en más de una oportunidad fue Shimon Peres.
Muchos de sus actos fueron interrumpidos por infiltrados entre los presentes que proferían todo tipo de acusaciones en su contra o como en Bet Shemesh en donde varios tomates fueron lanzados en su dirección.
Se llegó a extremos insólitos como el asegurar que “su madre era árabe” o que “era el dueño del paquete accionario de la empresa israelí Tadirán”.
El día de las elecciones, los primeros resultados en boca de urnas le daban una pequeña ventaja a Shimon Peres.
Desoyendo las recomendaciones de sus asesores, Peres se apuró a celebrar su victoria, pero una vez que se tuvieron los resultados generales, si bien el Maaraj había aumentado su número de escaños a 47, el Likud subió los suyos a 48 y resultó el vencedor.
Menajem Beguin había sido elegido nuevamente y Peres tendría que volver a resignarse en la oposición.
El hecho de mayor relevancia durante el segundo período de gobierno de Menajem fue el Operativo Paz en la Galilea, o la Guerra en el Líbano de 1982.
Shimon Peres trató de encuadrarse dentro del consenso de la opinión pública que había aprobado ampliamente, la acción militar israelí. Pero cuando esta salió de control y se convirtió en una complicación que iba en continuo aumento, salió abiertamente a criticar al gobierno de Beguin, tanto por el curso que había tomado la guerra, como por sus consecuencias.
Las complicaciones de la guerra también influenciaron en la salud del Primer Ministro Menajem Beguin.
Aunque nunca fue escuchada alguna explicación al respecto por parte del mismo Beguin, su renuncia fue explicada que se debía “a razones de salud”, lo cierto es que en su retiro, Beguin no dio a conocer ninguna versión oficial que explicase su abrupto retiro de la escena política y de su “encierro” en su domicilio.
El sucesor de Beguin fue Itzjak Shamir quien no poseía ni la popularidad ni el carisma de su antecesor.
Su período de gobierno estuvo caracterizado por distintas crisis de carácter económico, como el caso de la inflación que no podía ser controlada y que había llegado a índices de más de un 400% anual, con el dinero que perdía su valor hora tras hora y los precios que tenían que ser remarcados, a veces en el mismo día.
También la caída estrepitosa de la Bolsa, en donde las acciones habían sido sobreevaluadas artificialmente, atrayendo a muchas empresas y a muchos ciudadanos inocentes quienes querían participar del verdadero “festival del dinero fácil”, que dejaron en la ruina a muchos.
Esta vez, muchos en el Maaraj confiaban que iban a poder regresar al poder.
Shimon Peres fue elegido nuevamente candidato tras vencer en las internas a Itzjak Navón, quien se había constituido en una figura muy popular luego de haber ejercido la Presidencia del Estado, pero que no le fue suficiente para vencer a Peres quien había contado con el apoyo en esta campaña previa, de Itzjak Rabin.
Las elecciones se realizaron el 23 de julio de 1984 y el resultado fue un empate completo dentro de las bancadas de la Kneset.
El Maaraj había sumado 44 miembros, frente a los 41 del Likud. Pero mientras que las agrupaciones de derecha junto a los partidos religiosos lograban sumar 60 mandatos, el grupo de partidos de izquierda y de centro, que estaba dispuesto a apoyar al Maaraj, sumaba 59.
Ninguno de los dos grupos tomaba en cuenta al miembro de la Kneset número 120, al Rabino Meir Kahana, que con su partido de características ultranacionalistas, “Kaj”, había logrado un solo mandato, pero era rechazado por cada uno de los dos grandes grupos políticos.
Con la intervención activa del Presidente del Estado, Jaim Herzog y de Ezer Weizmann, militar y político que contaba con la confianza de ambas partes, se encontró la solución para salir de lo que parecía que se iba a convertir en un círculo vicioso, con nuevas elecciones que seguramente llevarían al mismo resultado y por lo tanto, la idea fue, de un Gobierno de Unidad Nacional conformado por las dos grandes bancadas de la Kneset, con la “rotación” en el cargo de Primer Ministro.
Durante los primeros dos años, Shimon Peres iba a ocupar el cargo e Itzjak Shamir sería su reemplazante y en los siguientes dos años, Shamir y Peres iban a intercambiar entre ellos sus funciones.
El cargo de Ministro de Defensa iba a recaer en manos de Izjak Rabin del Maaraj y el de Ministro de Economía, en Itzjak Modaí del Likud.
Empate o no empate. Rotación o cómo sea, lo cierto es que después de muchos años de intentarlo, Shimon Peres accedía por fin al cargo de Primer Ministro.
(Continuará)

Oct132016