Opinión: El informe de la ONU no buscaba la verdad

Tras la Segunda Guerra Mundial, al ser creada la Organización de las Naciones Unidas, muchas esperanzas se depositaron, con razón, en su existencia. Era una apuesta al imperio de la libertad sobre el horror, la democracia sobre las tiranías. La situación en la realidad, es otra muy distinta de aquel sueño.
Aún sin olvidar logros de la ONU y papeles importantes que cumple en distintos lugares del mundo, podemos afirmar que su accionar, en muchas áreas, ha traicionado los ideales en base a los cuales fue erigida.
Y uno de los ejemplos más emblemáticos de lo irracional de la situación, es la forma en que se hostiga a Israel en el organismo internacional, presentando a la única democracia de la región como constante violador de las «resoluciones internacionales», aprobadas estas en la Asamblea General por mayorías automáticas compuestas en gran medida por países autoritarios y regímenes asesinos.

Un caso especialmente reprobable es el del Consejo de Derechos Humanos con sede en Ginebra, que parece tener una singular obsesión con Israel. En los nueve años transcurridos desde su creación, ha adoptado 61 resoluciones de condena a Israel….y 55 de condena a diferentes países del mundo en total. A Siria 15 veces, a Irán una…a numerosos regímenes que sofocan todas las libertades no los observó siquiera una vez..y a Israel, la única democracia de la zona, donde los árabes son ciudadanos y resultan elegidos al Parlamento, donde se presta ayuda humanitaria y atención médica también a los heridos del enemigo..61 veces.

Fue ahora una comisión encargada por esa misma instancia, la que colocó a Israel y Hamas en un artificial paralelismo, acusando a ambas partes de «crímenes de guerra», con gran ligereza y superficialidad.

Esta crítica no quiere decir que no haya habido excesos durante la guerra, que no hayan muerto civiles palestinos que no deberían haber muerto y que no haya habido gran destrucción en la Franja de Gaza. Claro que sí. Las propias Fuerzas de Defensa de Israel investigaron, abrieron expedientes criminales y continúan dedicándose al tema. Las guerras, desafortunadamente, cobran víctimas reales . Ningún país del mundo puede librarlas sin daños colaterales, errores operativos y muertes que habría querido evitar. Y eso es menos posible aún cuando una de las partes es una organización terrorista que no se autolimita con las normas del Derecho Internacional y que gana puntos cuanto más muertos tenga entre su propia población.

Son varios los problemas que refleja el informe, en cuanto al enfoque de fondo y la seriedad de su trabajo. En uno de los capítulos, por ejemplo, alegan no poder determinar en forma categórica que los túneles subterráneos cavados por Hamas tenían como objetivo perpetrar atentados contra civiles israelíes, ya que «fueron usados sólo contra soldados, blancos legítimos…».

Suponemos que si hubieran logrado irrumpir varias células terroristas en el comedor repleto de un kibutz fronterizo o en un jardín de infantes, quizás el Consejo se habría convencido…
Recordamos una visita a uno de los poblados ubicados a la frontera con Gaza, durante la guerra, cuando preguntamos a un joven padre que llegaba al jardín de infantes a buscar a sus hijos , si llevaba el rifle al hombro porque estaba en servicio de «miluim», de reserva. «No», respondió con una tenue sonrisa. «Es por si se abre la tierra y me topo con un terrorista que sale de un túnel».

Días antes de la presentación del informe del Consejo, una Misión Multinacional de Generales , en la que participaron también otros expertos y políticos especializados en seguridad, publicó sus propias conclusiones acerca de lo ocurrido en el terreno durante la guerra en cuestión. El título central : «Israel no solo respetó los estándares legales internacionales sino que se excedió en ello de forma significativa».

Los firmantes no eran ni israelíes ni judíos: el General Klaus Naumann, ex Jefe del Estado Mayor del Bundeswehr y Jefe del Comité Militar de la OTAN-el más alto oficial en la Alianza- encabezó el grupo, y con él, estaban el General Vincenzo Camporini, ex Jefe del Estado Mayor de Defensa de Italia, Almirante José María Teran, ex Jefe del Estado Mayor Conjunto de España, Giulio Terzi ex Canciller de Italia, Embajador Pierre-Richard Prosper, ex Embajador Plenipotenciario de Estados Unidos para temas de Crímenes de Guerra, Sr. Rafael Bardaji, ex Asesor de Seguridad Nacional de gobiernos de España, Teniente General David A. Deptula, ex Comandante en el Comando Pacífico de Estados Unidos, el General Jim Molan, ex Jefe de Operaciones en los Cuarteles de la Fuerza Multinacional en Irak y Comandante del Colegio de Defensa Australiano, el Coronel Vincent Alcazar, ex oficial de la Fuerza Aérea de Estados Unidos en Irak y Afganistán , el Coronel Richard Kemp, ex Comandante de las Fuerzas Británicas en Afganistán y el Coronel Eduardo Ramírez, miembro del Congreso de Colombia y ex Jefe de Seguridad en su país.

«Examinamos las circunstancias que condujeron al trágico conflicto del último verano y no tenemos dudas de que esta no fue una guerra que Israel quería», dijeron los altos oficiales y expertos del grupo. «Israel aspiraba a evitar el conflicto y actuó con gran contención durante meses en los que sus ciudadanos eran atacados por ataques esporádicos con cohetes desde Gaza».

Y una vez comenzada la guerra, el grupo afirma que «Israel desplegó reiterados esfuerzos para poner fin al combate», agregando que esa fue «una guerra legítima , necesaria para defender a sus ciudadanos y su territorio de ataques recurrentes lanzados desde fuera de sus fronteras».

El grupo acusó a Hamas de haber construido los túneles subterráneos «desviando materiales enviados como abastecimiento humanitario, túneles que penetraban la frontera entre Gaza e Israel emergiendo a menudo cerca de comunidades civiles», dando un testimonio personal: «Entramos en uno de esos túneles, que se extendía por un largo de más de 2 kilómetros, y terminaba a tan solo unos cientos de metros de un kibutz y probablemente estaba destinado a irrumpir eventualmente en el propio kibutz.Y la única conclusión a la que podemos llegar es que estos túneles, al menos en parte, tenían como objetivo matar y secuestrar civiles israelíes. Esto, es un crimen de guerra».

Las acusaciones del grupo a Hamas son variadas y fundamentadas, tajantes y firmes, en relación al uso de sus propios civiles como escudos humanos e inclusive al uso de instalaciones de la ONU para esconder cohetes y disparar hacia Israel desde sus inmediaciones.
Quizás más importante aún es recalcar lo que señalaron respecto al comportamiento de Israel:
«Cada uno de nuestros ejércitos está comprometido por supuesto a proteger la vida de los civiles durante combates. Pero ninguno de nosotros tiene conciencia de ningún ejército que tome medidas tan amplias como lo hicieron las Fuerzas de Defensa de Israel el último verano para proteger la vida de la población civil en tales circunstancias».

Y resume: «Durante el Operativo Margen Protector , por aire, tierra y mar, Israel no sólo respetó el estándar internacional razonable de observancia de las leyes de conflicto armado sino que en muchos casos, fue significativamente más allá de ello».

Hace unos años, en otra de las guerras entre Israel y Hamas, el Primer Ministro de Israel Benjamin Netanyahu fue entrevistado por una cadena televisiva británica y la periodista de turno le preguntó «¿cómo explica que en este conflicto han muerto tantos más palestinos que israelíes?». Netanyahu no titubeó y preguntó a la periodista si está segura que es por ese lado que desea comenzar sus preguntas. Ella, sorprendida, respondió «¿por qué no?».

Su respuesta fue tajante: «Porque en la Segunda Guerra Mundial murieron más alemanes que ingleses y norteamericanos combinados, pero nadie duda que la causa de la guerra fue la agresión de Alemania. Y en respuesta al blitz alemán sobre Londres, los británico borraron totalmente la ciudad de Dresden, matando quemados a más civiles alemanes que la cantidad de muertos en Hiroshima. También podría recordarle que en 1944, cuando la Royal Air Force trató de bombardear los Cuarteles de la Gestapo en Copenhague, algunas de las bombas se desviaron de su curso y cayeron sobre un hospital pediátrico danés, matando a 83 niños pequeños. ¿Quizás tenga usted alguna otra pregunta?».

Autora: Ana Jerozolimski
fuente: uypress – Jai Uruguay