Cuando las Naciones Unidas votaron el 29 de noviembre de 1947 por la partición de la palestina del Mandato Británico en dos Estados, lo hicieron por uno árabe y otro judío. De manera que desde un comienzo Israel ha sido el Estado Judío.
Desde siempre, Israel ha usado la ética judía en su comportamiento, especialmente en lo referente al Tikún Olam, a mejorar el mundo. Ha ayudado a países del tercer mundo para ayudarlos a mejorar su agricultura e infraestructura enviando especialistas sin retribución, y dando becas para enseñar sus técnicas a gentes de países subdesarrollados. Ha enviado ayuda en toda clase de tragedias en el mundo: terremotos en Chile, en Haití, en Japón, en el sunami del 2004 que afectó a Tailandia, Sri Lanka, India, Maldivas, Sumatra y el sureste de China con más de 260.000 muertos; donde fue un médico israelí el que identificó a la joven chilena fatalmente fallecida. Y en muchos otros lugares. Últimamente israelíes estuvieron ayudando a rescatar a los niños de la caverna de Tailandia, que se pudieron comunicar gracias a los transmisores de tecnología especial israelí con sus rescatadores. Israel ha ofrecido ayuda a Irán en sus terremotos y por la seguía que les afecta, lo que no fue aceptado por ellos. Recién Israel sacó a un grupo de Cascos Blancos, grupo de ayuda humanitaria siria que estaban en peligro, y los ayudó a entrar en Jordania que los acogió. (Noticia que fue dada a conocer en los medios de comunicación sin decir que Israel los sacó de Siria) En sus setenta años de existencia como país Israel se ha desarrollado en todos los campos, liderando en muchos de ellos con inventos que ha entregado al mundo, e incluso obteniendo ya once Premios Nobel.
Sin tomar en cuenta que sean quienes declaran que su meta es destruir Israel y matar a toda su población, Israel da tratamientos médicos a pacientes de Gaza y de la Cisjordania de la Autoridad Palestina, incluso de parientes directos de sus dirigentes que promueven el asesinato de israelíes. También recibe pacientes de otros países, incluso de Irán o países árabes enemigos declarados del Estado Judío. Y es sabido como da tratamiento y recibe a civiles que huyen del conflicto en Siria, llevándolos a hospitales en Israel y dándoles atención médica en un hospital que el ejército israelí montó junto a la frontera. También envía alimentos, medicinas e insumos para la población siria que no tiene como sobrevivir a la guerra en ese país. Como si esto no bastara, Israel es el único país de medio oriente donde los cristianos pueden vivir su religión en paz, donde homosexuales no son asesinados por serlo.
Frente a este comportamiento, los árabes sólo responden con violencia. Israel se retiró de Gaza el 5 de agosto del 2005, cuando el primer ministro Sharón sacó a 8.000 judíos que vivían más de treinta años allí. El resultado de ello fue que apenas salieron, los árabes destruyeron las instalaciones israelíes que pudieron continuar explotando – con las que los israelíes vendían treinta millones de dólares al año -, y han enviado más de 10.000 misiles para asesinar israelíes, han gastado miles de millones de dólares en túneles para infiltrar asesinos a Israel, están lanzando cometas con explosivos que han quemado miles de hectáreas en campos israelíes, lo que constituye un acto penado por la ley internacional. Para lograr estos ataques, los árabes gastan millones de los dólares de la ayuda internacional que reciben en lugar de usarlos para mejorar la vida de sus ciudadanos en Gaza. El presidente Abbas de la Autoridad Palestina, por su parte, da premios a los asesinos de israelíes, fomenta que lo hagan, y pone sus nombres a lugares públicos en el territorio que controla, a pesar de que sigue en su cargo – que no suelta, sin llamar a elecciones – gracias a la protección de Israel contra Hamas en Cisjordania. Hace pocos días un francotirador de Hamas asesinó a un soldado israelí sin que eso fuera informado por la prensa internacional, siempre contraria a Israel, que presenta a los árabes de Gaza como inocentes desarmados.
Irán manifiesta una y otra vez que su meta es destruir Israel y matar a su población, y eso no hace que haya declaraciones internacionales en contra, como si fuese correcto pretender destruir un país miembro de la ONU sólo porque sus habitantes son judíos. Varios países árabes hacen una y otra vez declaraciones contra Israel, pero no hacen nada positivo para lograr algún acuerdo para que ese país pueda vivir en paz. Lo único que quisieran es que Israel deje de existir, y sólo porque para los musulmanes ocupa parte de su supuesto territorio de Dar el islam, y porque los judíos son para ellos un pueblo dhimmi, que junto a los cristianos son teóricamente aceptados en su territorio a cambio de un impuesto especial. A nadie le llama la atención que Arabia Saudita no permita ninguna religión que no sea la musulmana en su país, menos alguna iglesia o una sinagoga, ya que no permite judíos ni cristianos viviendo allí. Israel es la única democracia en la zona, entre muchos países musulmanes que son dictaduras que asesinan a quienes no están de acuerdo con sus gobiernos.
En Chile, la Federación Palestina de Chile actúa como si fuera vocera del grupo terrorista islámico Hamas que gobierna brutalmente la franja de Gaza. A pesar de que los árabes del país son cristianos, descendientes de quienes huyeron para escapar de la persecución de los musulmanes, ahora adhieren al discurso musulmán extremista, y se han “comprado” los mitos sobre una supuesta segregación de los árabes en Israel, donde son 20% de los israelíes, con oficiales en el ejército, parlamentarios, jueces de la Corte Suprema, embajadores, profesionales, donde las mujeres son ciudadanas libres y activas como no sucede en el resto de medio oriente. Creen a pies juntillas lo que les cuentan agitadores profesionales como el antisemita alcalde de Recoleta, Daniel Jadue. La Federación Palestina, que recién eligió una nueva directiva, es la que ha promovido y sigue haciéndolo un antisemitismo – o anti-judaísmo si se prefiere – en el país, que ha logrado que crezca a tal punto que Chile es ahora preocupación mundial por el antisemitismo que están logrando. Con el que están seguros de que están haciendo que el público chileno se adhiera a su “causa” anti-Israel, o lo que para ellos es igual, ir contra los judíos. Promoviendo su campaña de boicot antiisraelí y antijudío, apoyados por todos los parlamentarios árabes chilenos, más otros varios de la izquierda que han tomado su antisemitismo, disfrazado de anti israelismo, como finalidad ideológica. La bancada pro-árabe en el Parlamento chileno suma unos noventa parlamentarios, la mayoría árabes que parecieran serlo de un parlamento árabe y no chileno, acompañados por izquierdistas diversos, antisemitas solapados todos, como los comunistas y otros, que apoyan dictaduras como la cubana, venezolana, nicaragüense y de corea del norte, pero condenan con entusiasmo a Israel, única democracia en medio oriente.
(Semita es una definición lingüística y no “racial”, al igual que las lenguas indoeuropeas. El término antisemita fue acuñado por el periodista alemán antijudío Wilhelm Marr el siglo XIX, que creó una “Liga Antisemita” referente exclusivamente a judíos)
La cultura musulmana fue rica en el pasado lejano, especialmente después de que el Sultán turco Mehmet II conquistara la Constantinopla cristiana el martes 29 de mayo de 1453 – según el calendario juliano -, cerrando las puertas al comercio de Europa con el lejano oriente y abriéndoselas a ellos mismos – lo que dio paso al descubrimiento de nuevas rutas para acceder a las especies de oriente: el paso rodeando África por el portugués Bartolomé Díaz en 1488, y el “descubrimiento” de América por Colón en 1492 -. Trajeron de India los números actuales, equivocadamente llamados “arábigos”, y otros inventos de oriente, pero nada creado por ellos mismos. Pero hoy en día los países musulmanes árabes e iraníes no aportan nada nuevo. Han tomado la tecnología occidental, pero no crean nada que no sean métodos copiados, nuevas maneras de aplastar a su población o para tratar de destruir Israel, única democracia de la región, país al que consideran su enemigo eterno, sólo porque ocupa un pequeñísimo territorio que los musulmanes consideran propio.
Una cultura de la violencia y la muerte, de la dictadura y lo negativo, que mira a un lejano pasado, frente a otra del desarrollo, de aporte y ayuda a la humanidad con sus creaciones y apoyo a quienes más lo necesitan.
Autor: Tiberio Yosif Klein, especial para Anajnu.cl