Después de que la alta representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores, Federica Mogherini, calificara de «obstáculo» a los asentamientos en Cisjordania y Jerusalém, el primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, replicó que es «extravagante» afirmar que la raíz del conflicto está en un asentamiento determinado.
«El problema no es la tierra, sino nuestra propia existencia y la negativa de los palestinos a reconocer a Israel sobre cualquier frontera», replicó. El mandatario hebreo insistió en que «Jerusalém es nuestra capital, no una colonia».
Tras las sucesivas críticas de la UE a las edificaciones en Jerusalém, Netanyahu defendió que se está construyendo «en barrios que existen desde hace casi 50 años y que, en cualquier acuerdo final con los palestinos, quedarán dentro de nuestras fronteras».
Mogherini chocó en público con su homólogo local, Avigdor Liberman, y con Netanyahu, que consideran que la Autoridad Palestina (AP) no reúne aún los requisitos de gobernanza necesarios para gestionar un Estado reconocido a nivel internacional.
La diplomática se ofreció a que ambas partes «cuenten con la UE» para impulsar «desesperadamente» una salida. A Netanyahu le parece «irresponsable» que ese camino arranque avalando sin más el Estado palestino mientras no se exija también garantías para la seguridad de Israel frente a ataques procedentes de grupos islamistas como Hamás en Gaza o Hezbolá en Líbano.
La primera visita al exterior de la nueva jefa de la diplomacia europea sirvió para evidenciar el divorcio entre el actual Gobierno israelí y la UE, en las antípodas respecto a la forma de resolver el conflicto entre israelíes y palestinos.
Fuente: i24news.tv