El Fin de la Segunda Guerra Mundial comienza con la firma de la rendición alemana el 7 de mayo de 1945, que se instrumenta el día siguiente, el 8 de Mayo.
El 25 de abril de 1945, las tropas soviéticas y estadounidenses entraron por primera vez en contacto directo, cortando a Alemania en dos (Día del Elba). Allí, soldados de ambas nacionalidades realizaron una breve celebración por hallarse personalmente tras meses de avances desde puntos opuestos.
En las últimas horas de la batalla de Berlín, en la tarde del 30 de abril de 1945, el dictador alemán Adolf Hitler se suicidó en su búnker de la Cancillería del Reich en Berlín junto a Eva Braun, entendiendo que la guerra ya estaba perdida para el Tercer Reich y deseando no ser capturado por las tropas soviéticas que avanzaban sobre la capital alemana.
En su último testamento, Hitler nombró a sus sucesores: el almirante Karl Dönitz como el nuevo Reichspräsident (Presidente de Alemania) y al Ministro de Propaganda Joseph Goebbels como el nuevo Reichskanzler. Sin embargo, Goebbels se suicidó con su esposa en Berlín en la mañana del 1 de mayo, dejando al almirante Dönitz orquestar las negociaciones de rendición.
A las 02:41 de la mañana del 7 de mayo de 1945, en Francia, el Jefe del Estado Mayor del Alto Mando de las fuerzas armadas alemanas, el general Alfred Jodl, firmó el acta de rendición incondicional para todas las fuerzas alemanas ante los Aliados. Esta incluía la frase «todas las fuerzas bajo el mando alemán cesarán las operaciones activas a las 23:01 horas, hora de Europa Central, el 8 de mayo de 1945». Tales palabras no hacían diferenciación entre las fuerzas de la Wehrmacht que luchaban contra los aliados occidentales o contra los soviéticos, por lo cual se infería tácitamente que ponía fin a toda resistencia alemana dondequiera que la hubiera.
Cuando la Stavka soviética se enteró de la rendición firmada sólo ante británicos y estadounidenses en Francia, exigió que el comando supremo de la Wehrmacht también capitulara ante el Ejército Rojo, alegando que una rendición «parcial» dejaba a las tropas alemanas en libertad para seguir luchando contra las fuerzas soviéticas. El gobierno soviético apreciaba también el sentido histórico del momento y exigió que se «ratificara» la rendición ante el estado mayor del Ejército Rojo. Precisamente al día siguiente, poco antes de la medianoche, los máximos jefes de la Wehrmacht fueron llevados a Berlín, liderados por el general Wilhelm Keitel, donde en la noche del 8 de mayo firmaron un documento similar en el cuartel general soviético situado en la localidad de Karlshorst (un suburbio de Berlín), rindiéndose explícitamente ante la Unión Soviética, en presencia del general Gueorgui Zhúkov, comandante en jefe de las tropas soviéticas en Alemania. De hecho, esta rendición fijaba a las tropas de la Wehrmacht el deber de rendirse «también» a las 23.01 horas del mismo día.
El avance de los aliados y la Unión Soviética se realizó de modo muy lento ignorando totalmente los llamados desesperados de la población judía, casi destruída en Europa, donde solo quedaron ruinas de lo que había sido una presencia milenaria del judaísmo en el continente. La presencia judía en Europa nace luego de la dispersión ocasionada por la caída de los 2 Estados judíos en las tierras de Judea, Samaria y Transjordania, hoy compartidas por Israel, Jordania y la Autoridad Palestina.
Fuente: Wikipedia – Agencias