El canciller argentino, Héctor Timerman, presentó su renuncia indeclinable como socio de la AMIA – Asociación Mutual Israelita Argentina – por medio de una carta que envió a su presidente, Leonardo Jmelnitzky, para de esa manera evitar que cuando la DAIA – Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas – sostiene que es la representación política de la comunidad judía de la Argentina, hable en su nombre.
El motivo principal por el que habría tomado esta decisión se relaciona a la posición que mantiene la mutual judía, al igual que la DAIA, de oposición al Memorándum de Entendimiento que la República Argentina firmó con la República Islámica de Irán, que según el canciller lo único que intenta es impedir que se avance en la investigación del atentado sufrido por la AMIA.
AMIA: Renuncia de Timerman será tratada como la de cualquier socio en reunión de la Comisión Directiva
El secretario general de la AMIA, Mario Sobol, confirmó hoy, martes, a la Agencia Judía de Noticias (AJN) que la entidad ya recibió la carta de renuncia como asociado del canciller Héctor Timerman, a la cual “se le está dando el ingreso formal, como a toda la correspondencia”, y anticipó que la misma tendrá “el tratamiento normal para cualquier socio, en la próxima reunión de la Comisión Directiva”.
“La nota estaba en la puerta, en Seguridad, donde no pueden discernir entre las correspondencias, sino que el procedimiento es revisarlas, pasarlas por los escáneres, juntarlas y subirlas a Presidencia después de las 11 hs.”, aclaró.
Tras pasar por la Subcomisión de Socios, que años atrás encabezó, las renuncias son elevadas a la Comisión Directiva para su tratamiento, explicó el secretario general de la AMIA.
“No nos sorprende en absoluto, ¿por qué tendría que hacerlo si todos los días recibimos socios nuevos?”, preguntó.
“El señor tiene todo el derecho a renunciar”, aun en medio del actual contexto de tensión del gobierno con la comunidad judeoargentina, señaló Sobol a AJN sin nombrar al canciller.
Paralelamente había reclamos de varios sectores por expulsarlo de esa institución tras la firma del polémico Memorándum de Entendimiento con Irán por fuera de la investigación del atentado terrorista contra esa misma entidad, que provocó 85 muertos y cientos de heridos el 18 de julio de 1994.
Carta completa del canciller Timerman sobre su renuncia a la AMIA
Señor presidente de AMIA,
D Leonardo Jmelnitzky:Sirva la presente misiva para presentar mi renuncia indeclinable como socio de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), y al no pertenecer más a vustra organización, retirarle a la DAIA el derecho de hablar en mi nombre.Motiva tal decisión la certeza de que ambas instituciones con su accionar obstruccionista continúan impidiendo el avance en la investigación del criminal atentado terrorista ocurrido el 18 de julio de 1994 a la vez que alimentan, tal vez sin desearlo, campañas de quienes pretenden usar dicha tragedia para fines contrarios a los intereses nacionales. Tanto político como económicos y sociales.En todas mis conversaciones con los dirigentes de ambas instituciones me ha quedado claro que su intención es mantener la denuncia contra los sospechosos y al mismo tiempo boicotear toda posibilidad de iniciar el juicio comenzando con obstaculizar los instrumentos de cooperación judicial acordados con Irán. En síntesis, culpables sí, juicio no. Una construcción tan llamativa como que el propios fiscal Alberto Nisman que proveyó pruebas contra los sospechosos fuese quien lideró junto a los dirigentes comunitarios la intensa campaña congtra el instrumento legal que superaba los impedimentos constitucionales que frenaban avanzar con el juicio. Instrumento que fue alabado tanto por Interpol como por Amnistía Internacional, entre otros organismos.He notado con desagrado que los refrentes de DAIA y AMIA han vuelto a caer en la vulgar acusación que todo judío que critica su accionar, y que no son pocos, sean tildados con el gastado argumento de ser «judíos vergonzantes». Deberían recordar que el primer judío en ser acusado de tal forma fue Teodoro Herzl, padre fundador del sionismo moderno. ocurrió en 1898 cuando fue denunciado por Jarl Strauss de odiar tanto a los judíos que quería erradicarlos de Europa. Desde entonces dicha acusación tiene validez solo para quienes creen poder medir la judeidad de los demás.También es una demostración de la falta de argumentos acusar a los no judíos de antisemitas ante cualquier crítica que les formulan por sus acciones al frente de las instituciones que dirigen. Peor aún cuando se utiliza tal afirmación un acto en recordación de la valerosa resistencia de los jóvenes judíos que lucharon contra el nazismo. Al menos deberían haber tenido la dignidad de recordar que aquel puñado de jóvenes valientes decidieron luchar contra el opresor nazi desafiando las órdenes de los dirigentes comunitarios del Gueto de Varsovia.Sr. Presidente, en la reciente audiencia ante la Cámara de Casación sobre la constitucionalidad del Memorándum de Entendimiento se presentaron dos organizaciones de familiares de víctimas del atentado. Ambas se expresaron por la constitucionalidad de dicho instrumento de cooperación judicial mientras la DAIA y la AMIA por la inconstitucionalidad. ¿No les llama la atención a dichos dirigentes estar en veredas opuestas a las víctimas? ¿También se adjudican su representación? fue una escena tan triste como ver desfilar por los medios del Grupo Clarín a cualquier dirigente de vuestras instituciones que desee vilpeadiar la posibilidad de que se juzgue y castigue a los culpables del atentado.Tal desfile por dichos medios me hizo recordar el drama de la familia Graiver durante la dictadura. Días y semanas enteras en los cuales los diarios Clarín, La Nación y La Razón junto a los dictadores diabolizaron a Graiver. En cada nota, en cada opinión se destilaba antisemitismo. Si la DAIA y la AMIA se hubiesen mantenido en silencio ya hubiese sido complicidad, pero fue peor: sus dirigentes alimentaron la descripción de la familia Graiver como delincuentes. No sólo no los defendieron, justificaron su persecución al expresar que su condición de judíos no incidía en los hechos invstigados. Ahora sabemos, que todo sufrimiento de los Graiver fue para arrebatarles sus empresas, especialmente Papel Prensa porque según los dictadores y sus socios civiles dicha empresa no podía estar en manos de judíos. ¿También aquellos dirigentes hablaban en nombre de la comunidad? ¿Acaso también eran antismeitas los defensores de los derechos humanos que durante la dictadura criticaban el silencio cómplice de la DAIA y AMIA? ¿Acaso era un judío vergonzante el heroico rabino Marshall Meyer a quien también intentaron silenciar y condenar por su valiente lucha contra el antisemitismo y la violación de los derechos humanos?Las víctimas del atentado a la AMIA nos interpelan a diario y lo seguirán haciendo mientras no se juezgue y castigue a los culpables. No es aceptable que su injusta muerte se convierta en una pieza de ajedrez de los intereses geopolíticos de otros a países o grupos partidarios locales. No podemos permitir que su memoria sea utilizada como herramienta de presión de los fondos buitres como hacen con la intensa campaña montada en los Estados Unidos. dos años antes que Alberto Nisman presentara su canallesca denuncia ya los fondos buitres publicaban solitadas por supuesto pacto espurio entre la Argentina e Irán. No los acuso a ustedes de montar una conspiración, los acuso de que vuestro silencio como dirigentes comunitarios valida que la escoria local e internacional utilice a las víctimas para sus fines espurios.Si de algo podemos estar orgullosos los argentinos es que jamás utilizamos la venganza ni la violencia contra los represores de la dictadura. Se luchó y mucho para que sea la Justicia la encargada de decidir el castigo que corresponde a quienes secuestraron, torturaron y asesinaron a miles de argentinos. Hoy esa lucha es reconocida y admirada en todo el mundo.Lo mismo pretendemos para las víctimas del atentado a la AMIA. No alcanza con organizar actos una vez por año. No alcanza con reclamar justicia, menos alcanza con invitar oradores sinvergüenzas que se arrogan el derecho de definir traidores y leales, si al tiempo la dirigencia comunitaria impide que avance la causa judicial.Señor presidente, termino recordándole que ya hay un ex presidente de la DAIA procesado por encubrimiento del atentado. Estoy seguroo que llegará el momento en que otros dirigentes también deberán rendir cuentas por su accionar ante la justicia, ante la historia, y ante las víctimas que hoy dicen defender. Cuando ello ocurra no quiero que aleguen que hablaron en nombre mío, por eso renuncio como miembro de una organización de la cual supimos estar orgullosos y hoy nos avergüenza.Atentamente,Héctor Timerman