A menos de dos años de las elecciones anteriores y debido a la disolución del Parlamento a comienzos de diciembre –por la crisis en la coalición de Gobierno– la ciudadanía israelí asistirá mañana a las urnas.
Algo menos de seis millones de israelíes con derecho a voto (el 20 por ciento de ellos ciudadanos árabes) podrán elegir uno de entre los 26 partidos que se postulan para ganar en las elecciones generales.
Según las más recientes encuestas, la Unión Sionista, encabezada por el jefe laborista Isaac Herzog y la excanciller Tzipi Livni, lleva entre dos y cuatro escaños de ventaja al Likud, partido del primer ministro Benjamín Netanyahu.
Sea como sea, inclusive si esa situación se confirma mañana día de las elecciones, esto no es suficiente para garantizar que Herzog sea el próximo primer ministro de Israel, ya que lo determinante es si logra armar el rompecabezas de una coalición.
Netanyahu y Herzog se presentan como adversarios que sugieren para Israel vidas totalmente diferentes, al afirmar el primero que si gana el laborismo eso será “peligroso” para Israel, y al asegurar el segundo que “con el Gobierno actual se perdió la esperanza hace tiempo”.
De por medio hay una diversidad de problemas en el ámbito de la seguridad, las relaciones exteriores y la economía, pero según los sondeos, la mayor parte de la ciudadanía votará pensando en la agenda socio-económica, y no en Irán ni en el conflicto con los palestinos.
En una encuesta publicada por el periódico Yediot Ahronot, el 55,2 por ciento de los consultados aseguró que serán los temas económicos y sociales los que determinen su voto, mientras que el 28,4 por ciento dijo que lo determinante será la seguridad y la política.
En realidad, en los temas de política regional y seguridad no hay diferencias abismales entre Netanyahu y Herzog. Sus concepciones son mucho más parecidas entre sí, que la imagen general de sus respectivos partidos. Probablemente, la gran diferencia esté más en el camino y las formas por seguir que en el objetivo final.
Aunque Netanyahu intenta mostrar a Herzog y la excanciller Tzipi Livni, que lo acompaña en su fórmula electoral, como “un peligro” para el futuro de Israel, al afirmar que “se rendirán a todos los dictámenes que se intenten imponer al país”, lo que el jefe laborista propone lejos está de acercarse siquiera a una línea de ese tipo.
Herzog sostiene que “no podemos aceptar un Irán nuclear”, y sus críticas a Netanyahu al respecto no pasan por creer que hay que ser suave con Irán, sino por la línea que ha seguido que lo ha llevado a un enfrentamiento con la administración estadounidense de Barack Obama.
En el tema palestino es donde puede parecer haber una diferencia mayor, pero más por consideraciones prácticas.
Netanyahu congeló las negociaciones con los palestinos, apenas se anunció meses atrás que su presidente, Mahmud Abás, y Hamás apoyaban conjuntamente al nuevo Gobierno palestino.
Herzog lejos está –por cierto– de lanzar un elogio siquiera a Hamás, pero ya recalcó que su intención es tratar de reanudar las negociaciones con la Autoridad Palestina. “Intentaré”, declara repetidamente, aunque no olvida criticarlos por la línea que adoptan desde hace ya un tiempo, de pasos unilaterales.
Pero no es que Netanyahu pide anexar los territorios en disputa y Herzog prefiere retirada total. El jefe laborista apoya el mantenimiento de “bloques de asentamientos” como parte de Israel (territorios sin población palestina, de Cisjordania) y retirada de asentamientos aislados. Pero recalca que la separación es ineludible para garantizar que Israel siga siendo un estado judío y democrático.
Pero el Primer Ministro considera que esto, ahora, es irrealizable. “Se mantiene el objetivo de impedir que Israel se convierta en un estado binacional”, dijo al portal israelí en inglés The Israel Times, “pero en las circunstancias actuales en Oriente Próximo, cualquier territorio que uno desaloja, será utilizado por el Estado Islámico en contra de nosotros”.
En lo económico, que en estas elecciones juega un papel central en el debate público, puede que Herzog, considerado por algunos analistas como un neoliberal, no esté tan opuesto a la política de libre mercado típica de Netanyahu. Pero aquí las diferencias serán más grandes por los entornos que los acompañan, ya que el partido laborista, según el analista económico Avi Temkin del periódico Globbes, “presionará para un cambio de rumbo”.
La calle israelí habla estos días de “mahapáj”, que traducido del hebreo significa “vuelco”, pero con énfasis en lo dramático y fuerte del cambio. Esa palabra se usó en 1977 cuando por primera vez, tras casi tres décadas de gobiernos laboristas, la derecha israelí ganó las elecciones y llevó a Menájem Begin al poder.
Netanyahu «preocupado» ofrece a Kahlón el Ministerio de Finanzas
Con la alianza electoral opositora Campo Sionista liderando las encuestas a tres días de las elecciones, el primer ministro, Biniamín Netanyahu, ofreció al presidente del partido Kulanu, Moshe Kahlón, el puesto de ministro de Finanzas.
Hablando ante la Radio de Israel (Kol Israel), y temiendo perder su reelección, Netanyahu dijo que el Likud no podría formar gobierno sin Kulanu y que juntos podrían bajar los precios de las viviendas, tal como Kahlon lo hizo con los costos de las llamadas de los teléfonos celulares, cuando era ministro de Comunicaciones del Likud.
Kulanu obtiene entre ocho y diez escaños en las encuestas, y ha hecho de las cuestiones económicas y sociales – un tema aparentemente relegado por Netanyahu – el eje de su campaña electoral.
Kahlón le respondió que Netanyahu “ya me prometió en el pasado la gerencia de la Dirección de Tierras de Israel y el Ministerio de Finanzas y no cumplió”. Kahlón añadió que “no es una cuestión personal, sino una cuestión de lineamiento ideológico, de preocupación por los seres humanos”. También expresó Kahlón que el público está “harto de promesas”.
Apoyo a Netanyahu por parte de Bennett
Mientras tanto, Naftalí Bennett, el líder del partido religioso nacional Habait Haiehudí, prometió que su agrupación apoyará a Netanyahu tras el anuncio del resultado de las elecciones.
El ex primer ministro Ehud Barak apoya a Herzog
El ex primer ministro de Israel Ehud Barak puso hoy su apoyo en Isaac Herzog, de Unión Sionista, para las elecciones israelíes.
En una declaración, Barak, quien también fue ministro de defensa y jefe de personal de la Fuerza de Defensa de Israel, expresó que Herzog es una persona balanceada, experimentada y responsable, informó el medio israelí The Jerusalem Post.
«Vi a Herzog de cerca durante las audiencias más sensibles sobre seguridad y defensa doméstica y, al final, él tomo decisiones. Lo apoyo. Los civiles israelíes también pueden confiarle cada asunto de seguridad al que nos enfrentamos», destacó.
El jueves pasado el ex presidente de Israel, Shimon Peres, también anunció su apoyo a Herzog para que se convierta en el próximo primer ministro de Israel. «La democracia israelí se está acercando al día de la elección. Es natural que la gente tenga opiniones diferentes y que voten según su consciencia. Por mi parte apoyo a Herzog», dijo.
«Lo he conocido a él y a su familia por muchos años. Lo he visto ocupar de cerca un número de puestos importantes de manera excelente, así también como participar de discusiones serias y de alto impacto sobre el futuro de Israel», resaltó.
Peres también agregó que Herzog es un «líder de cabeza fría que ha mantenido su honestidad y está lleno de responsabilidad y dedicación al público israelí».
Likud respondió al apoyo de Barak y dijo que éste y el líder de Unión Sionista se están uniendo nuevamente como lo hicieron en 1999 para presentar concesiones sobre retiradas y la división de Jerusalem.
Fuentes: Itongadol – Radio Jai: Jana Beris